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10 reflejos ecológicos a los que no habías pensado

24 de julio de 2017

Vivir contaminando y consumiendo menos energía pasa por adoptar algunos buenos hábitos en tu vida diaria: aquí tienes 10 ejemplos ecológicos sencillos.

1. Cada gota cuenta

A priori, todos estamos acostumbrados a no dejar correr el agua al salir del baño. Pero este es un reflejo ecológico que también debemos adoptar cuando estamos en la ducha, nos lavamos las manos o cocinamos: cierra el grifo siempre que no lo estés usando.

2. Limpieza ecológica

Tanto para la ropa como para los platos, es mejor esperar a que la máquina esté llena para limitar al máximo el consumo de electricidad. Recuerda limpiar regularmente el filtro del lavavajillas y prioriza los programas de lavado “ecológicos” y los ciclos a baja temperatura para la lavadora, que son más económicos y menos agresivos para tu ropa. ¡Ten en cuenta que los programas “rápidos” son los que más energía consumen!

3. 20°C como máximo

La calefacción representa por sí sola casi dos tercios de la factura de tu proveedor de energía. También es la principal causa de las emisiones de CO2 producidas por los hogares.

Incluso en invierno, acostúmbrate a no calentar tus habitaciones a más de 20°C para ahorrar energía y además disfrutar de una mejor calidad de sueño. También recuerda ventilar bien tus habitaciones para que el aire se renueve y permita una buena distribución del calor.

4. Adiós a las bolsas de plástico

Ahora que están prohibidas en los supermercados, es por varias buenas razones: las bolsas de plástico contaminan los océanos, las ciudades y son difíciles de reciclar. No tires las que aún tengas en casa y reutilízalas tantas veces como sea posible para tus compras; y prefiere bolsas de tela o de materiales resistentes. ¡Un reflejo ecológico fácil!

5. Gadgets eléctricos

La industria de los electrodomésticos nos ha acostumbrado a usar aparatos eléctricos para todo: cepillo de dientes eléctrico, batidora eléctrica, máquina de soda, exprimidor, cafetera, afeitadoras eléctricas… Todos estos objetos representan una gran cantidad de electricidad consumida cada año y de los que podrías prescindir, siempre que estés dispuesto a usar un poco más tus músculos.

6. “Piensa en los árboles”

Seguramente ya has escuchado esta frase más de una vez, y también es un eco-gesto fácil de adoptar: limita tu consumo de papel y reutilízalo tanto como sea posible para hacer borradores o incluso simplemente para escribir una lista de la compra.

7. No hace falta ir lejos

La valorización de la producción local se ha desarrollado mucho en los últimos años: consumir productos locales para tus compras semanales te permite ahorrar dinero, comer mejor y reducir la contaminación debida a la importación y exportación de alimentos.

8. 354 kilos

Esa es la cantidad de residuos domésticos que produce cada año un habitante francés. Para reducir este número, que resulta bastante alarmante, piensa en limitar el desperdicio alimentario – sabiendo que, salvo carnes y pescados, la mayoría de las fechas de caducidad pueden superarse al menos una semana. No tires ropa u objetos en buen estado que ya no uses: dónalos a asociaciones como Emmaüs o la Cruz Roja francesa.

9. Lo vintage también es ecológico

¿Es casualidad que lo vintage esté más de moda que nunca? Cada vez más tiendas venden ropa de todo tipo, a menudo nueva, a bajo precio y vendida por kilo. Ser eco-responsable también es luchar contra la industria de la moda (una de las más contaminantes) comprando de vez en cuando en mercadillos de segunda mano.

10. Reaprender a hacer la compra

Consumir de manera más responsable también es consumir menos. Prioriza siempre que puedas los productos sin embalaje plástico o de cartón para limitar tus residuos; y no compres más de lo que realmente necesitas.